IGNACIO MARTÍN BARÓ

Trabajador Arduo y Polifacético

 

El orden, sin duda, le facilitó desarrollar una labor polifacética. Tenía tiempo para casi todo. Era el primero en llegar a la UCA, pero su horario era agobiante: estaba en su oficina a las cinco y media de la mañana y trabajaba hasta las ocho de la noche, con una breve pausa a medio día. La tensión que producía vivir en condiciones de guerra continua y trabajar catorce o quince horas diarias, día tras día, año tras año, tuvo un costo elevado y real para Martín-Baró. Las horas de insomnio podía llenarlas con la lectura o la radio, pero era inevitable que contribuyeran a deteriorar su salud. Sufrió de la espalda y de un brazo.

Este último le fue intervenido quirúrgicamente. Sin embargo, ninguno de estos malestares interrumpió su trabajo. Con cierta frecuencia, se levantaba del escritorio para hacer unos cuantos ejercicios que le permitieran continuar trabajando. Poco antes de morir, tuvo neumonía. Al principio no le prestó mucha atención, tanto que el médico y el superior de la comunidad se vieron obligados a ordenarle quedarse en la cama.

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